¿Existen los cólicos del lactante?
Los temidos cólicos del lactante…
“Cólicos del lactante…” lo dice todo y no dice nada.
Pero asusta, asusta mucho. Y no es para menos.
Cólico del lactante es sinónimo de llanto, mucho llanto. El bebé llora desconsoladamente mientras sus cuidadores se desesperan en medio de una tremenda impotencia al no saber qué hacer para aliviar al bebé y que deje de llorar.
Y ese llanto desgarrador, que te parte el alma, es imposible de ignorar y muy difícil de calmar.
¿Pero realmente sabemos que son los cólicos del lactante?
Aunque cada vez parece haber más evidencia al respecto, aún sigue siendo una situación bastante controvertida y desconocida. Existen profesionales negacionistas de los cólicos y profesionales que normalizan y afirman que todos los bebés tienen cólicos y no pasa nada.
Desde mi punto de vista, como fisiopediatra que llevo 15 años ayudando a los bebés y a sus familias a lidiar y superar esta situación, he de decirte que ni una ni la otra.
Los cólicos del lactante existen, ¡vaya si existen!
Y no veas cómo hacen sufrir a los bebés. Es cierto que no son una enfermedad ni algo que vaya a generarla a largo plazo. Pero son unos meses durante los cuáles el bebé lo pasa bastante mal.
Además con la etiqueta de cólico del lactante se justifican muchos llantos de los bebés, cuando estos tratan de comunicar otras situaciones que les molestan y que nada tienen que ver con su barriga.
El cólico del lactante se definió por primera vez en 1954 por el pediatra estadounidense Wessel M.A. Él estableció la regla de los 3 para su diagnóstico:
- Bebé que llora más de 3 horas al día
- Durante al menos 3 días a la semana
- Durante al menos 3 semanas
En esta época la pediatría carecía de toda evidencia científica, había pocos estudios. Lo que se sabía sobre el mundo del bebé no estaba libre de un profundo sesgo cultural, ni del criterio de quién escribía las recomendaciones sobre salud que se daban a las familias.
Hablamos de una época dónde se creía (a nivel científico) que los bebés menores de tres meses aún no habían desarrollado la capacidad para sentir dolor (es algo en lo que me cuesta pensar porque me desgarra por dentro).
Pues bien, estas reglas son las que siguen apareciendo en las principales guías de pediatría (¡casi un siglo después!).
El cólico del lactante se define como llanto inconsolable o difícilmente consolable. De hecho si el bebé no llorase, no se consideraría un problema. Una vez más, estamos ante un diagnóstico adultocentrista.
El llanto molesta y es por ello que se le presta atención, pero quizás no la que merece.
A mi como sanitaria dedicada a la infancia no me preocupa el llanto por muy molesto que éste sea. A mi me preocupa, y mucho, el dolor del bebé. Llore mucho o llore poco.
El sufrimiento infantil merece ser atendido, no acallado e ignorado.
- ¿Cuál ha sido la ayuda a esa familia para que su bebé mejore?
- ¿Es necesario infantilizar a las familias en lugar de darles herramientas y empoderarlas como padres que quieren y hacen lo mejor que saben por sus hijos?
- ¿Por qué razón estamos tan obsesionados con sacar gases y meter cosas en los orificios de los bebés?
Los bebés lloran por muchas razones. Con su llanto nos están pidiendo ayuda para aliviar algo que verdaderamente les está haciendo sufrir.
¿Por qué lloran los bebés?
- Les duele algo (no tiene que ser su barriga, puede ser cualquier parte del cuerpo, nacer no es una tarea sencilla)
- Por estrés
- Por hambre
- Por frío
- Por acidez
- Por falta de un apego seguro
- Por una alimentación incorrecta
- Por una alergia
- Por sueño
- Por falta de contacto y estimulación
- Por tensión…
Son tantas las razones que pueden causar llanto en el bebé que no entiendo cómo no hay más profesionales formados con una visión más holística de los niños. Porque cada niño y cada familia son únicos.
No es cuestión de esperar a que el tiempo pase. Y mucho menos de recetar medicamentos que no alivian y sí tienen efectos adversos (y aquí incluyo a las recetas naturales milagrosas a base de hierbas).
Lo que hay que hacer es entrenar a las familias para entender a su bebé. Enseñarles técnicas de cuidado adecuadas en cada caso. Dar herramientas de verdad, que se traduzcan en mejor bienestar de los bebés y más felicidad para toda la familia.
Porque queda muy bonito pedir paciencia y tranquilidad. Pero si tu bebé, un ser chiquitín al que tanto quieres, llora y no consigues calmarlo. Todo esto en un postparto. Con todo lo que pueda que tenga ese postparto…. Pues es casi pedir un imposible y generar más frustración y más sentimiento de culpa a esos padres que están encontrándose como padres.
Mi consejo es que si aún estás embarazada adelántate a este momento y nútrete de los conocimientos y las herramientas que te van ayudar a prevenir los cólicos o al menos que sean más llevaderos. Y en caso de que se presenten sepas cómo aliviarlos.
Si ya estás viviendo esta etapa y tu bebé sufre de cólicos busca un profesional que te pueda dar ayuda real.